Desde que el denominado turismo slow apareciera por primera vez en Italia en la década de los ochenta, este concepto vacacional no ha dejado de ganar fieles que consideran que esta filosofía es, sin lugar a dudas, la mejor cuando viajamos, por ejemplo, a la isla de Menorca.
Pero ¿qué es el turismo slow y por qué Menorca es un destino slow? Un viaje slow se contrapone al concepto del consumo fast norteamericano. Es decir, se parte de la idea de que, para disfrutar de unas excelentes vacaciones, hay que aprender a convivir con el entorno, disfrutarlo, improvisar nuestro itinerario con calma y, en definitiva, vivir el momento.
Eso nos lleva a responder, punto por punto, a por qué deberíamos considerar como buena idea una Menorca slow:
La pandemia, un cambio de ritmo
Todos queremos irnos de vacaciones para olvidarnos de la crisis sanitaria, pero hay que considerar algo importante: la pandemia ha modificado nuestros ajetreados y rápidos ritmos de vida. Eso afecta a nuestras necesidades en cuanto a vacaciones: queremos paz y tranquilidad, y ahí es donde entra la Menorca slow.
Mil y un itinerarios posibles
Menorca es una isla tan variada, tan preciosa en todas sus facetas, que trazar un itinerario rígido es casi imposible. Pero Menorca como vacaciones slow nos permite vivir día a día. Si el primero de ellos queremos descansar en nuestra villa y el segundo nos apetece visitar la playa más cercana, solo hay que dejarse llevar.
Flora, fauna y diversidad natural
El concepto del turismo slow conecta de manera directa con la filosofía ecológica de protección del medioambiente. Menorca, a pesar de sus interesantes ciudades y núcleos urbanos, destaca por una naturaleza rica y variada, como el parque natural de S’Albufera des Grau. El concepto de la Menorca slow nos permite conectar de manera íntima y pacífica con la naturaleza de la isla y, por extensión, respetarla.
Un consumo menos avaricioso
Cuando concebimos Menorca como destino slow, también pensamos en la enorme cantidad de playas vírgenes, cuevas escondidas y acantilados despoblados que hay en ella. No existe el concepto de consumo masivo en chiringuitos cuando nos limitamos a disfrutar de un entorno natural apenas tocado por la mano del turismo insostenible.
En definitiva, el turismo slow parece la respuesta a la búsqueda incesante de una industria turística que sea respetuosa con el planeta.
¡Empecemos por Menorca!