Menorca es una isla que hace pensar que, en cierto modo, es posible encontrar un paraíso en la Tierra sin necesidad de irse a buscarlo a otros mundos. Y no es para menos, sobre todo si observamos sus costas de arena blanca, las aguas azul turquesa del Mediterráneo que la bordean de norte a sur y de este a oeste, e incluso el crecimiento urbano respetuoso con el medio ambiente y responsable con el cuidado del paisaje. Esta realidad natural de Menorca es la que la ha llevado no solo a entrar en el el top 100 de los destinos más sostenibles del mundo, sino a ser también candidata al top 10.
Los motivos de este hecho incuestionable, es decir, que Menorca es actualmente uno de los destinos turísticos más sostenibles del mundo son muchos, pero hay uno principal: la previsión, sobre todo de los habitantes de la isla. Hace ya varias décadas, en una época en la que muchos otros destinos se sumergían de lleno en el crecimiento urbano y en la construcción de megacomplejos hoteleros, en Menorca prendió la chispa de la preocupación medioambiental.
Dicho de otro modo, las personas de la isla empezaron a preocuparse por la posible destrucción de las preciosas calas, de los imponentes acantilados y de los frondosos bosques de pinos que caracterizan la bella naturaleza menorquina. No es de extrañar, pues, que en 1993 la isla fuera declarada Reserva de la Biosfera. Hablamos de una época, los años 70, 80 y 90, en la que los debates sobre el cambio climático no solo eran escasos, sino que directamente no existían. Menorca, por lo tanto, supo adelantarse a los tiempos y tomar medidas preventivas útiles para conservar el paisaje y evitar que los grandes planes urbanísticos se lo llevaran por delante.
Hoy en día, las palabras «emergencia climática» sí que resuenan en todos los espacios políticos, en todos los periódicos y en todas las concentraciones de ciudadanos preocupados. Mientras tanto, es ya una decisión ética optar por destinos realmente sostenibles durante unas vacaciones y contribuir, desde nuestra responsabilidad como visitantes, a que se siga pudiendo utilizar esa etiqueta. Menorca es un ejemplo de ello y, al ritmo de protección medioambiental que lleva, no cabe duda de que su entrada en el top 10 de destinos sostenibles pronto será una realidad.
Desde luego, la isla de Menorca se ha convertido en todo un ejemplo a seguir.