La exuberante naturaleza de Menorca, con su perímetro de arena blanca y aguas color turquesa, sus frondosos bosques interiores, sus monumentos antiguos y sus pueblos o ciudades, sin duda resulta seductora para cualquier viajero deseoso de encontrar algo parecido a un entorno paradisíaco. Pero el paraíso menorquín no es como el Jardín de las Delicias, es algo muy real, muy humano, y eso es gracias a su gente y a las actividades más tradicionales de la isla.
El caso es que merece la pena visitar Menorca, y además en cualquier época del año. De hecho, los destinos en Menorca son tan variados y diferentes, como ya hemos apuntado, que sería raro que un visitante no sienta deseos de repetir para poder terminar de descubrir todo aquello que se le quedó en el tintero. Y es que cautivan las innumerables calas, algunas escondidas y otras más accesibles; las cuevas y los acantilados, los restos prehistóricos de ciudades del pasado y otras tantas maravillas.
Es difícil poner solo algunos ejemplos de playas y calas de Menorca, ya que todas tienen su encanto particular. Sin embargo, entre los múltiples destinos en Menorca presentes en el litoral debemos mencionar las calas gemelas de Macarella y Macarelleta, amplias, espaciosas, de arena blanca y fina y abrazadas por la vegetación. Sus aguas son tan transparentes que no podrás dejar de admirar el fondo oceánico mientras te das un baño o disfrutas de las vistas.
Otros destinos en Menorca, aunque en esta ocasión no de carácter exclusivamente natural, son, por ejemplo, las ciudades de Mahón y Ciutadella. La primera es la capital y por lo tanto un centro recreativo donde numerosos restaurantes, pubs y locales comerciales te esperan a diario. En cuanto a la Ciutadella, te enamorarás del animado puerto, del Castillo de San Nicolás, de la Plaza de Ses Voltes y de la bella arquitectura de sus edificios.
Pero los pueblos más pequeños como Binibeca o Fornells, son destinos en Menorca ideales para aquellas personas que buscan serenidad y costumbrismo. El primero es un poblado de pescadores repleto de casitas blancas y muy cercano a la playa de Binibeca. En cuanto al segundo, la tradición pesquera también está muy presente gracias, entre otras cosas, a su bello y antiguo puerto.
Estos ejemplos, si bien paradigmáticos, apenas son la punta del iceberg que caracteriza a este precioso destino isleño.
Si te convence, reserva ya tu villa y descubre Menorca.