Cuando llegamos a Menorca, nos recibe normalmente el sonido del mar golpeando contra la orilla de alguna cala o contra las rocas en algún área de acantilados. Vemos también, si estamos cerca, las siluetas urbanas de Mahón o Ciutadella, o las casitas blancas y costumbristas de pueblos como Binibeca. Nos rodea la cosa, el bosque verde y la campiña. Y, sin embargo, no lo hemos visto todo, pues aquí y allá, invisibles a nuestros ojos, hay calas vírgenes escondidas y cuevas oscuras que podemos apreciar si agudizamos la vista, como por ejemplo la Cova de Sa Merda.
Para que nuestros ojos sorprendan la oquedad oscura que da forma e identidad a esta cueva, podemos, por ejemplo, desviarnos un poco del camino que conduce a la necrópolis de Cala Morell. Allí, y desde un mirador al final de un sendero, podemos apreciar una estampa imponente de los múltiples, altos y escarpados acantilados de la zona, donde se esconde, pero no mucho, la Cova de Sa Merda.
Esta zona de Menorca es extraordinaria para reflexionar en términos filosóficos sobre los misterios de la naturaleza y la pequeñez del ser humano. Tanto los acantilados, que parecen dioses, como la Cova de Sa Merda, que invita a la exploración como si de ella salieran cantos de sirena, alimentan esa idea. En general, el área septentrional de la isla que aglutina esta impresionante cueva es testigo de lo que el mar es capaz de hacer, y no debería contemplarse en unos pocos minutos. Tendríamos que apreciar la erosión de las olas en la roca y las pintorescas formas que se han moldeado con el transcurso de los años. Por ello. te invitamos a que te tomes tu tiempo para disfrutar de esta maravilla menorquina.
Por supuesto, desde la zona privilegiada del mirador no solo podemos apreciar la Cova de Sa Merda en todo su esplendor, sino sacar unas fotos para el recuerdo. Basta con un teléfono móvil para capturar en forma de imagen todos los detalles rocosos de la piedra, aunque si tenemos la suerte de contar con una réflex, la imagen puede ser de lo más impresionante. Además, te recomendamos acudir a esta fantástica zona natural al atardecer, así podrás ver esta hermosa cueva bajo el sol brillante y también bajo el tono anaranjado del crepúsculo.
En Menorca hay mucha diversión, muchas villas en las que descansar o tomar el sol en el jardín o junto a la piscina, y es importante disfrutar de ello. Pero el toque mágico de nuestro viaje lo aportan, sin duda, lugares irrepetibles como este. ¡Te esperamos en Menorca!