A veces buscamos paraísos en nuestra imaginación sin tener en cuenta que, en la vida real, ya los tenemos, si bien con el encanto terrenal que nuestra cabeza es incapaz de darnos. Menorca y sus encantos, por ejemplo, no solo responden bien a esa idea de paraíso que todos y todas buscamos, sino que además una visita a esta preciosa isla también nos brinda sensaciones, paz y diversión.
En definitiva, ya viajemos solos, en pareja o con nuestra familia, es decir, nuestra burbuja social segura en tiempos de pandemia, no cabe duda de que los rincones de Menorca tienen mucho que ofrecernos. Desde la vegetación y las formaciones geográficas más impresionantes, hasta las zonas urbanizadas más acogedoras, todas ellas con una historia interesante. Veamos algunos ejemplos:
Playas, calas y chapuzones
Está claro que una de las principales atracciones turísticas de la isla son las playas y las calas que la rodean, todas ellas alternando con acantilados desde los que podemos disfrutar de panorámicas del mar. Lugares como las calas Macarelleta, Turqueta, Pregonda o Cavallería son de los rincones de Menorca que más merece la pena visitar.
Flora y fauna por doquier
El frondoso verde menorquín no es difícil de encontrar, a menudo se combina de una manera preciosa y armónica con los rincones de Menorca antes mencionados, es decir, las playas y la costa en general. Sin embargo, lugares concretos como el parque natural de s’Albufera des Grau, con sus 5000 hectáreas de vegetación y aves autóctonas, nos robarán el aliento.
Ciudades llenas de vida
Mahón, la capital, es uno de los rincones de Menorca más urbanos y atractivos a los que podemos acudir, y nos impresionará por su arquitectura británica georgiana entre otras muchas cosas. El puerto de Ciutadella, por su parte, a menudo parece una pintura impresionista. En ambas encontraremos una gama amplia de ofertas culturales y de ocio.
Pueblos con mucha historia
Fornells, Binibeca, San Luis… Esos nombres empezarán a significar algo especial para nosotros cuando les hagamos una visita. La tradición pesquera, la arquitectura tradicional de fachadas blancas o las calles empedradas convierten los pueblos menorquines en algunos de los mejores rincones de Menorca.
Aunque la situación de pandemia global actual nos conmina a ser prudentes, con cuidado y seguridad podemos permitirnos acudir a Menorca para una escapada o un rato de desconexión. Los lugares mencionados son tentadores e invitan a ello.