Extensos y exuberantes bosques de pinos, fauna animal marina y de interior digna de ser contemplada, aguas color turquesa, cuevas, acantilados y ciudades de otra época… Podríamos seguir enumerando de esta manera las maravillas que encierra Menorca y seguramente todavía nos quedaríamos cortos. Por eso, de lo que vamos a hablar no es todo lo que podríamos conocer y explorar, sino de la mejor manera de alojarse para convertir la estancia en algo de lo más confortable.
Confortable e inolvidable. Porque, más allá de los tradicionales hoteles o apartamentos, en Menorca es posible disfrutar de unos merecidos días de descanso y diversión en una de las innumerables villas en Menorca para vacaciones. Hay muchas opciones disponibles, todas ellas amplias, espaciosas, acurrucadas junto al mar y normalmente provistas de una piscina que tienta a echar los atardeceres nadando o escuchando el sonido del mar. Un ejemplo de todo ello lo puedes encontrar en nuestra web.
La característica más notoria de las villas en Menorca para vacaciones es que, si bien se trata también de un conglomerado de complejos turísticos, la estética del espacio, como su nombre indica, es ante todo de corte bastante costumbrista y tradicional. Es común encontrar villas en Menorca para vacaciones de paredes blancas, tejados rojos y columnas que forman arcos en la entrada de las amplias y agradables terrazas, donde suele encontrarse la piscina.
Por otro lado, las villas no son meras habitaciones de hotel, sino casas, viviendas reales con varias habitaciones, que en general se dividen en las más íntimas, como el dormitorio principal, y las comunes, como un salón con mobiliario cómodo y bonito. Por eso son opciones extraordinarias no solo para acudir a conocer Menorca en solitario o en pareja, sino con toda la familia. Sin duda, para los más pequeños, vivir unos días en una casa con tantos recovecos puede ser muy divertido.
Otras villas en Menorca para vacaciones, por otra parte, están tan apartadas de los núcleos urbanos, tan abrazadas por amplias extensiones de bosque y hierba o incluso por la misma visión de la costa, que resultan extraordinarias para desconectar del mundo real. Tumbarse a dormir en una de las hamacas, o simplemente en la hierba fresca y cálida a la sombra de la villa, puede ser una experiencia irrepetible.
Irrepetible es también un viaje a Menorca, con su naturaleza heterogénea, sus pueblos pesqueros y sus ciudades llenas de vida.
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