El Mediterráneo suele ser uno de los destinos más apetecibles en los meses más calurosos, pero también en cualquier época del año. Menorca, en particular, invita a realizar un viaje refrescante a la costa en la época estival, pero también a trazar itinerarios más históricos y urbanos en primavera, otoño o incluso invierno. De hecho, conocer Menorca en verano es tan apasionante como conocerla en Navidad, ya que los planes, si bien distintos, son igualmente atractivos.
Conociendo la costa
Los acantilados más sobrecogedores
Un laberinto de árboles
Ciudades del pasado y del presente
Si algo tiene la costa menorquina es un abanico de calas majestuosas y acantilados deslumbrantes, hasta el punto de que si quieres puedes conocer Menorca dedicándote exclusivamente a ir de playa en playa. Aun así, si no tienes muy claro por cuál empezar, algunos ejemplos dignos de atención son la Cala Macarelleta, la Cala des Talaier o la Cala Galdana. Rodeada de frondosos bosques la primera, íntima y oculta la segunda y con un toque urbano la tercera, pero todas encantadoras. Hemos preparado un listado completo de las mejores calas de Menorca, puedes verlo aquí
No toda la línea que bordea Menorca es de arena, pero desde sus acantilados puedes disfrutar también de una visión panorámica del mar turquesa y del atardecer. En tus planes de conocer Menorca no deberías pasar por alto los acantilados rocosos en Cala Blanca o en Cala en Porter. Allí conocerás el silencio espectacular que supone contemplar el horizonte a solas o en compañía de alguien especial.
En Menorca también hay bosques, tal es la magnitud de la naturaleza variopinta de la isla. Sus extensos pinares animan a hacer senderismo y a familiarizarse también con la fauna más autóctona. También es posible disfrutar de agradables zonas húmedas de encina, albuferas o salinas. Cuando te animes a conocer Menorca verás que a menudo el bosque y el mar están muy cerca y se abrazan.
Si te gusta la arqueología, también te gustarán los monumentos talayóticos de Menorca. Hay restos prehistóricos impresionantes repartidos a lo largo y ancho de la superficie, por ejemplo el poblado de Talatí de Dalt o la Necrópolis de Cales Coves. Pero si lo tuyo es la arquitectura de hoy en día, deberías visitar Mahón, la capital, Ciutadella de Menorca o pueblos costumbristas como Fornells.
Conocer Menorca puede ser una odisea variopinta de la que sin duda no te arrepentirás.
¿Te animas? ¡No te lo pienses y reserva tus vacaciones cuanto antes!